Morgenstern Erin, El Circo de la Noche, 1era Edición, Planeta Internacional, México 2012, 475 p.
« El circo llega sin avisar ». Somos recibidos con esta frase y entonces nos dejamos envolver
por una pequeña narración que nos hace sentir que no estamos más en una sala o una
habitación; estás ahí, en el circo. Abre cuando anochece y no podría ser mejor de otra forma,
pues la magia contenida dentro de las carpas no podría apreciarse cuando los rayos del Sol
irradian su luz, puesto que los reflejos de la Luna son los que aportan ese aire de misterio al
lugar.
Viajemos a Nueva York en 1873. Próspero El Encantador (Héctor Bowen) se encuentra en su
oficina. Recibe la inesperada visita de una niña junto con una carta. Ésta recibe el nombre de
Celia, y en la carta se indica que es su hija. Su madre ha muerto así que él debe hacerse cargo
de ella. Héctor comienza a instruirle en cuanto al arte del ilusionismo con métodos un tanto
rudimentarios y cuando decide que está lo suficientemente preparada, decide retar a un viejo
adversario.
Ambos poseen distintos métodos de enseñanza, así que el objetivo del reto consiste en
enfrentar a sus pupilos, probando así cuál de los dos métodos es más eficiente. Durante
varios años, ambos aprendices (Celia Bowen y Marco Alistair) practican incesablemente
esperando por el momento en el que deban enfrentarse.
Por otro lado tenemos a Bailey. En 1897 descubre Le Cirque des Rêves y entra a hurtadillas
en el. Como lo ha hecho en el día todo se encuentra desierto hasta que se topa con una chica
pelirroja que le muestra la salida. Al día siguiente el circo ya no está.
En 1885 Chandresh Lefèvere comienza a llevar a cabo reuniones teniendo como invitados
diferentes personalidades con diversas habilidades y junto con ellos forman lo que
conocemos como Le Cirque des Rêves.
La noche de apertura Marco lleva a cabo su primer
movimiento. Esa misma noche abren sus ojos al mundo los gemelos Poppet y Widget que al
igual que los otros miembros del circo, tienen dones especiales.
A partir de ahí, Marco y Celia realizan sus trucos, involucrando a los miembros del circo,
ocasionando la muerte de alguien. Años después, descubren que son contrincantes y terminan
enamorándose el uno del otro, ¿El problema? El desafío no terminará hasta que uno de los dos
se dé por vencido y muera, y la posibilidad de simplemente salir del juego es inexistente.
La esperanza renace cuando Bailey reaparece en el circo por petición de Poppet quedando este
como guardián del circo (el circo estaba ligado a Marco, y si este moría también lo harían los
demás miembros del circo.) y Celia junto con Marco se quedan en un estado fantasmal.
Erin Morgenstern hace un trabajo estupendo con este libro. La narración de los hechos es tan
descriptiva que puedes imaginar lo que está sucediendo perfectamente. El único detalle con el
que entro en conflicto es que hay algunos capítulos que suceden en determinada fecha, regresa
a tiempos pasados y al siguiente capítulo estamos de regreso en el año del antecesor afectando
un poco la cronología de los acontecimientos. Tomando en cuenta el aire de misterio que tiene
la historia es entendible en cierto punto, ya que si todo estuviese claro desde un principio,
entonces la obra perdería gran parte de su atractivo.
Dejando eso a un lado, el libro cumple con su propósito y personalmente lo encuentro
altamente recomendable debido a que es bastante útil como estimulo a la creatividad e
imaginación. Tanto es así que después de haberlo leído ni el mismísimo Cirque du Solei
logrará capturar tu atención, y te quedarán unas inmensas ganas de ver en tu ciudad una
enorme carpa de rayas blancas y negras que caracteriza a nuestro circo de la noche.
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